Feydori

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Sobre Feydori

  1. Titulo: Un regalo sin envolver. Personaje del participante: Feydori Nombre en el foro: Feydori Fecha: 24/12/19 Reino: Garrosh Érase una vez ... Una joven elfa de sangre bruja cuyo deseo era conseguir su fuego verde. Ella hizo todo lo posible para obtener lo que era suyo por derecho. Pero en su camino... Como nada es por casualidad... Lamentablemente, hubo problemas en su trayectoria que al principio no sabía cómo manejar. Y uno de estos problemas era una piedra robada. Sin esta piedra, no podría buscar el conocimiento necesario para derrotar al demonio verde, rescatando así el fuego verde. “Estoy sola. Nueva en este mundo, tan lejos de Lunargenta, tan lejos de mi familia, y todo esto por más poder... Cuando comencé con la magia vil, no pude parar... Necesitaba más. Y con eso, necesito más conocimiento para controlarlo.” Ella le dijo esas cosas al viento. Pero el viento no ignoró a la joven bruja, por el contrario... Trajo el espíritu de la Navidad. “La única cosa que te impide perseguir lo que quieres eres tú misma.” - Dijo el espíritu, entregando la piedra negra que estaba allí todo el tiempo, pero la bruja no podía ver, el miedo al fracaso era mayor y cegó sus ojos. Ella preguntó al espíritu quién era y por qué le había entregado la piedra con tanta benevolencia. El espíritu solo dijo algunas palabras antes de irse. “En este tiempo de Navidad, nadie estará triste.” El espíritu le había dado la piedra a la elfa, sin envolverla ni parcela, y tan pronto como la tocó... La visión del poder que obtendría sería necesaria para salvar a su familia de un posible ataque. Un regalo...La elfa no había perdido el tiempo enfrentando dificultades, obstáculos y posibles pérdidas. Sus demonios cayeron poco a poco. Una piedra del alma, y otra de la vida... Y el espíritu de la Navidad para ver las intenciones. Lo que realmente importaba no era el poder... sino el poder de ayudar. El significado de la Navidad es unir a la familia, dar sin pedir ni esperar que se devuelva algo. Al llegar a su destino, frente al asombroso paisaje, nada era realmente un obstáculo para ella. Desde lo alto de las escaleras esperaba el demonio en llamas verdes y eso puso ansiosa al aventurera. Con todas sus fuerzas, la joven elfa comenzó a canalizar magia vil para aspirar el fuego verde del demonio. Su miedo era que no poder soportar la vileza. Pero sus ojos verdes con la herencia impía de la magia vil pensaban lo contrario. Y ya estaba hecho. El fuego verde ahora dominaba su cuerpo, su mente, todo lo que se conjuraba emanaba un aura verde y hostil. El poder era grande. ... ¿Lo suficientemente grande como para salvar la Navidad para una familia de elfos de sangre? Al salir del escenario, la bruja usó su piedra para así regresar a Dalaran. Desde este lugar podía ir a Lunargenta y no perder más tiempo. Su ciudad estaba mucho más brillante y rodeada de magia en esta Navidad. La gente intercambiaba regalos, se reunía, los niños caminaban con la esperanza de recibir algo más. ¿Dulces, galletas navideñas, tal vez? A lo lejos, la bruja podía ver a su familia partir para encender algunas luces en la plaza. Y en un abrir y cerrar de ojos fueron absorbidos por un vórtice del cual pueden verse ojos rojos en llamas. Los adictos a la magia arcana... Esos malditos. Pero al apuntar al portal, podía ver a dónde iban. Tierras Fantasma. Los adictos a la magia arcana no podían ir muy lejos. Padre Invierno se acercó, enfrentando la desesperación dela elfa. “¡Todo sucedió muy rápido! ¿Cómo puedo ayudarte, hija mía?” “Necesito llegar a Tierras Fantasma antes de que mis padres y hermanos se conviertan en polvo arcano!” “Sube rápido y agárrate a los renos, volaremos.” “...?” La bruja no sabía qué responder, porque ya estaba levantada mientras los renos avanzaban contra los vientos. El carruaje de Navidad fue muy rápido, dejando luces atrás, de los más variados colores. “¿Pero qué hay de los niños en Lunargenta...? Las personas...” La bruja también se preocupaba por los demás. Después de todo, la Navidad unió a todos... “La navidad está en todas partes.” El Padre de Invierno respondió, con una sonrisa en su rostro. “Pero es bueno que te preocupes por otras personas. Quizás después de todo, la Navidad aún puede sorprenderte.” “Papa!” La elfa gritó desde arriba y, lanzando un hechizo, logró moverse del carruaje al suelo. Se sintió aliviada al saber que su familia estaba bien. Para ayudar, el Padre de invierno soltaría a los renos para perseguir a los adictos. Su familia notó algo diferente sobre la bruja. Sus ojos ardían en fuego Verde. Lanzaba una lluvia de meteoritos que derritieron a cada uno de sus enemigos. Y en ausencia de maná, gritó, alejando a todos y enviando a sus demonios a aniquilar al resto. “Pensé que la magia vil te había corrompido, estaba equivocado. La usaste para salvarnos.” El padre de la elfa dijo con emoción. Preocupado, asustado. Quizás todo. “El espíritu de la Navidad me salvó.” La elfo abrazó a toda su familia, mientras que Padre de Invierno saludó a lo lejos, silbando para que los renos volvieran. “¡Volvamos, quiero saber qué obtendrán los niños!” - Dijo el Padre de Invierno. “Primero necesito hacer algo por mi cuenta, todos vayan a Lunargenta.” Dijo la elfa. “¿Y qué piensas hacer?” Preguntó el padre de la elfa. “Tengo que tomar una foto.”